Monjas
Nuestra Comunidad de monjas benedictinas «Carbajalas», como popularmente se nos conoce, siempre acogió a los peregrinos siguiendo el mandato que San Benito nos da en su Regla: «acójase al peregrino como al mismo Cristo», pero en 1993 se produjo un espectacular aumento del número de peregrinos y en León no había ningún lugar preparado para recibirles.
Ante esta situación y con la ayuda de un grupo de voluntarios amigos del Monasterio se habilitó como Albergue una parte de nuestros edificios para atender las necesidades de miles, y después decenas de miles de peregrinos cada año. Todavía hoy, como antaño, en nuestro Albergue los peregrinos son recibidos y atendidos por Voluntarios que en su día fueron también peregrinos, lo que constituye un hecho diferencial muy importante.
Mantenemos el espíritu tradicional de acogida de los benedictinos, que es idéntico al de las Peregrinaciones Jacobeas de todas las épocas. Te ofrecemos lo que tenemos, y lo hacemos sin ánimo de lucro. Un techo sencillo pero digno y un lugar para lavarte, dormir y comer.
Actualmente, después de sucesivas reformas para adaptar el edificio, disponemos de 136 plazas equipadas con todas las instalaciones y servicios necesarios. El donativo de 5 € lo utilizamos para sostener el Albergue y los servicios adicionales, como el desayuno que se prepara puesto que de madrugada los peregrinos no encuentran dónde desayunar en la ciudad. No tenemos lujos, pero nuestro Albergue y nuestro corazón está abierto a todos los que hacen el Camino de Santiago en actitud de peregrinación. Previo aviso, también acogemos grupos de estudiantes, familiares, convivencias y actividades.
Para quienes, por razones de salud, de descanso o simplemente de comodidad, prefieran un alojamiento más confortable, les proponemos nuestra Hospedería Monástica PAX que también está dentro del complejo de edificios del Monasterio y donde asimismo se ubica el Restaurante PAX, que ofrece cocina tradicional a la carta, Menú del Día y Menú del Peregrino.
Te invitamos a hacer aquí un Alto en el Camino para descansar tu cuerpo y para sanar y pacificar tu espíritu. Lo más valioso que podemos ofrecerte es la participación en los Oficios Litúrgicos cantados que celebramos diariamente -gregorianos en las Fiestas-, y la Paz que se respira dentro de nuestro complejo de edificios y en la Plaza del Grano donde se ubican, que es la más bonita y recoleta de la ciudad. Muchas gracias y Buen Camino.
Muchas gracias y Buen Camino
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La Orden Benedictina y los peregrinos
La hospitalidad es una característica esencial en la espiritualidad benedictina, la que nuestros padres en el seguimiento de Cristo, copiaron de las páginas de la Sagrada Escritura.
San Benito que recogió en la Regla el espíritu evangélico escribe: “A todos se les dedicará el honor correspondiente, sobre todo a los hermanos en la fe y a los peregrinos. (RB 53,2) Y “Se mostrará la máxima solicitud en la acogida de los pobres y peregrinos porque en ellos se recibe más a Cristo.”
La importancia que da San Benito a este recibimiento de huéspedes y peregrinos queda reflejado en el capítulo 57 que comienza con este aserto: “La mesa del abad esté siempre con huéspedes y peregrinos”.
En esta Comunidad la acogida de peregrinos forma parte de su tradición. Coincidiendo con el auge de las peregrinaciones al Apóstol Santiago, las benedictinas comenzaron su andadura de cuatro siglos en el pueblo de Carbajal de la Legua. El investigador de nuestra historia escribe: “Las monjas tienen un ‘hospital’, es decir, una hospedería para atender a los peregrinos necesitados que transitan por el Camino Francés”. Al parecer era “una casa. Una mujer se cuidaba de ella”. (San Pelayo de León y Santa María de Carbajal. Biografía de una Comunidad femenina. García M. Colombás. Montecasino, 1982)
Las huellas de los peregrinos a Santiago dejaron de registrarse por algún tiempo. De tarde en tarde llaman a la puerta del monasterio solicitando acogida y descanso. Fue en Año Compostelano 1993 cuando en un solo día se recibieron setenta y tres personas quienes, con su bordón y calabaza, indicaban su verdadera idiosincrasia. Fue la señal de que el Camino despertaba de su letargo. Surge la Asociación de Amigos del Camino de Santiago “Pulcra Leonina”. Desde este momento se comenzó a trabajar conjuntamente para proporcionarles la acogida más digna posible.
La mayor afluencia se aprecia en los meses de verano en los que se alcanza diariamente una cifra aproximada de 150 peregrinos. Al cabo de un año utilizan este albergue más de 20.500 personas.
Un hospitalero u hospitalera los recibe e informa debidamente. Sella la credencial y, si necesitan asistencia médica, en el monasterio hay personas tituladas médicamente para una asistencia de primeros auxilios y son orientadas hacia centros especializados.
Una hermana de la Comunidad coordina esta actividad humanitaria y apostólica. Toda la Comunidad se siente solidaria de este paso del Señor por el monasterio.
Además del bienestar que proporcionan las instalaciones se invita a los peregrinos a participar en la liturgia (Eucaristía, Vísperas). La presencia es masiva en el rezo de las Completas. Juntamente con las hermanas recitan el himno, salmo y oración correspondiente y el canto de la Salve a la Madre de Dios, titular de esta casa. La “Bendición del peregrino” y unas palabras de Madre Abadesa los anima a reemprender el camino en la próxima jornada siguiendo las huellas de quien es Camino, Verdad y Vida, Nuestro Señor Jesucristo.