Skip to main content

Historia del Albergue

Historia del albergue de peregrinos

En 1993 León era la única ciudad grande del Camino de Santiago que no tenía un Albergue donde pudieran alojarse los peregrinos. Al año siguiente un grupo de 6 personas, peregrinos leoneses, recorrimos las instituciones públicas y privadas de la ciudad señalando el problema y pidiendo un lugar donde alojar a los peregrinos.

Por unos u otros motivos todos se desentendieron excepto las monjas «Carbajalas» de la Plaza del Grano, que se sintieron obligadas a acoger a los peregrinos en el inmemorial espíritu de hospitalidad propio de la Orden Benedictina, aunque con muchas dudas derivadas del temor a las posibles perturbaciones que pudiera causar en su vida de Clausura el tránsito masivo de peregrinos. Por ello mismo fue más de agradecer su generosa actitud.

Ahora todas las instituciones y las empresas apoyan a los peregrinos por el negocio y la promoción turística que suponen, pero en aquél tiempo nadie quiso cargar con el problema, excepto ellas.

Cedieron unas dependencias desocupadas en el edificio donde tenían el colegio. Y en verano, con el colegio cerrado por vacaciones, el albergue se ampliaba utilizando el gimnasio y el patio. Con los años tuvieron que cerrar el colegio, con lo que se pudo aumentar la superficie y las instalaciones dedicadas al albergue de peregrinos hasta llegar a los 500 m2 actuales.

El grupo de 6 personas inicial constituyó la Asociación de Amigos del Camino de León «Pulchra leonina» que se registró como tal en la Junta de Castilla y León en 1996, así como la revista «Senderín», que continúa publicando la Asociación, cuya sede estuvo en el Monasterio durante muchos años hasta que se trasladó a otras dependencias en la ciudad.

Sor Peregrina

La atención a los peregrinos el primer año estuvo a cargo del grupo fundador y de las monjas, pero en años sucesivos apareció la figura del Hospitalero Voluntario como expresión de la Acogida Cristiana en el Camino. Procedentes de cualquier región española o del extranjero, los Voluntarios han venido acogiendo y atendiendo a los peregrinos en el Albergue de las Carbajalas, hasta hoy.

La ciudad de León y los peregrinos le debemos mucho a estas monjas, y no solamente porque -sin ánimo de lucro-, dedicaron gran parte de su patrimonio inmobiliario al servicio de los que caminan a Santiago, sino también porque comparten con los peregrinos sus Oficios Litúrgicos proporcionando así una ayuda espiritual inestimable para los que hacen el Camino por motivos de búsqueda interior, que son muchos.